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Este espacio de reflexión

jueves, 16 de mayo de 2019

YANOMAMIS



APRENDAMOS DEL ESTRECHO CONTACTO QUE ELLOS TIENEN CON LA NATURALEZA




El análisis del microbioma de un grupo de indios amazónicos sin contacto previo con el hombre blanco muestra además que han desarrollado resistencia a los antibióticos.

Para los microbiólogos, este pueblo aislado es una máquina en el tiempo con la que imaginar como era la microbiota de los humanos antes de que la modernización lo cambiara todo.


Antes de que el estilo de vida occidental reduzca su diversidad bacteriana, pueblos como este YANOMAMI, pueden ayudar a la ciencia. 




Muchas de las enfermedades no transmisibles, como inflamación intestinal, la esclerosis múltiple, la diabetes tipo I, la artritis reumatoide, obesidad, cáncer de colon y un sinfín de alergias están mediatizadas por bacterias. 
La mayoría tienen una alta prevalencia en las sociedades avanzadas, siendo testimoniales en las poblaciones menos occidentalizadas. 




Aunque queda mucho por investigar, la degradación del microbioma puede tener mucho que ver con estas enfermedades modernas.





A pesar de que los contactos del pueblo YANOMAMI con la sociedad dominante se iniciaron hace más de dos siglos, a consecuencia de la colonización de los portugueses en el Amazonas y el río Negro, estos permanecieron relativamente aislados en territorios de refugio, hasta mediados del siglo XX (década de los cincuenta) cuando comenzaron contactos más directos y permanentes con población no indígena. 



Expertos antropólogos como Jacques Lizot y otros autores afirman que los yanomamis migraron de la zona entre el río Blanco y el río Negro en Brasil, y de alguna manera se refugiaron en un territorio más seguro como la sierra Parima, cadena montañosa entre Venezuela y Brasil.​ 
Tras este asentamiento se dieron ciertas condiciones para que la población yanomami creciera númericamente y se expandiera hacia ciertas zonas del alto Orinoco y sus afluentes.
A mitad del siglo XX los yanomamis mantuvieron encuentros tensos y no amigables con criollos venezolanos y brasileños que se internaron en su territorio para la explotación cauchera, los cuales condujeron a varios enfrentamientos violentos con saldos de personas muertas y el rapto de otras por parte de los yanomamis. 
En la segunda mitad de dicho siglo, sobre todo a partir de la década del cincuenta, se realiza la expedición venezolano-francesa que descubrió las fuentes del Orinoco y se comienzan a establecer en el territorio yanomami un grupo de misiones religiosas que representan la primera presencia permanente y estructurada de personas no indígenas con actividades directas en la zona; en consecuencia los contactos son cada vez más crecientes entre estos y las comunidades yanomamis ubicadas en áreas de difícil acceso.

Los yanomamis se desplazan continuamente, es decir, son nómadas. Estos desplazamientos están motivados por el corto periodo de la productividad de sus cultivos. Cultivan en sus huertos la mayoría de alimentos: plátano, ñame, batata y malanga. Un cultivo dura dos o tres años. Cuando la tierra se agota, el poblado crea una nueva plantación en otro lugar. También recolectan productos silvestres y comen ranas.
Practican la caza todo el año, individualmente o en grupos, y utilizan el arco y la flecha. La pesca se practica con menos frecuencia y para pescar utilizan la flecha y el timbó, que es una especie de planta que sacuden en el agua para atontar a los peces.
Al basar su economía en principios básicos de autoconsumo (elaboración de sus propias pertenencias, como cestas, garrotes, arcos y flechas), no tienen relaciones comerciales con pueblos vecinos. Actualmente siguen utilizando motivos "decorativos" ancestrales en sus cuerpos, los cuales se estampan con ciertos pigmentos naturales. Utilizan un veneno llamado curare, que untan en la punta de las flechas para cazar su alimento. También consumen la planta "epená" o virola, que contiene una sustancia alucinógena que utilizan en rituales curativos por los chamanes para comunicarse con los espíritus. Se utiliza en poca cantidad y en polvo, y se introduce en el chamán por medio de las fosas nasales soplándola a través de un palo hueco.






Viven en aldeas pequeñas, de entre 40 o 50 personas, que se construyen en círculo completamente abiertas. Sus viviendas tienen forma cónica y viven en grupos de familias. La situación de las cabañas puede variar y, en numerosas ocasiones, en lugar de formar un círculo, forman una hilera.Las familias comparten con las otras familias de la comunidad los productos obtenidos de la caza, la pesca o la cosecha (dentro de cada shabono conviven varias familias como una comunidad)




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