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Este espacio de reflexión

martes, 15 de febrero de 2022

PLACEBO


Un placebo es un medicamento, dispositivo o tratamiento que no tiene efecto terapéutico alguno en el cuerpo humano, pero que produce en el paciente una mejora sintomatológica sustancial, obteniendo resultados positivos. Este efecto se ha observado especialmente en el dolor, la fatiga, la ansiedad y el distrés.


Se ha utilizado ampliamente a lo largo de la historia.


la creencia del enfermo de que una intervención o fármaco le va a ayudar con su problema hace que el cuerpo comience a trabajar de manera silenciosa para equilibrar la salud una vez más, convirtiéndonos en sanadores desde dentro.


Este efecto se ha estudiado científicamente y de hecho cuando se hacen las pruebas de los fármacos, la efectividad de estos debe superar el 30% de eficacia, pues dicho porcentaje se puede asociar a una mejora creada por el efecto placebo.

Los placebos habituales son: 

pastillas de azúcar simulando ser un fármaco 

cirugías placebo, donde el paciente cree haber sido intervenido quirúrgicamente por su problema de salud aunque no se ha realizado dicha operación.


Una buena alianza terapéutica con los profesionales de la salud, también se puede convertir en un efecto placebo.

Desde el punto de vista de la neurobiología, estudios recientes apuntan que el efecto placebo podría activar algunas vías bioquímicas, al igual que los medicamentos.

Activa complejos sistemas de neurotransmisores (endorfinas, dopamina, etc.) y ciertas áreas cerebrales centradas en las emociones. Y todo esto puede explicar la mejoría física. 



Inicialmente se pensaba que el efecto placebo sólo se asociaba a un efecto psicológico, actualmente se conoce que puede tener un componente físico real.


Existen ciertos factores relacionados con la personalidad del paciente, como: optimismo, mayor sugestionabilidad, empatía, altruismo o mayor atención al cuerpo y sus funciones.

Cuando confiamos en nosotros, en nuestra capacidad de sanación, cuando somos positivos y esperamos lo mejor de la vida, creamos espacio para la curación profunda, aquella que nos sana emocional y físicamente


Se investiga la posibilidad de que la respuesta al placebo pueda estar determinada genéticamente, ya que varía en función de la persona y la enfermedad.


  • La enfermedad para la que se administra. Los estudios han mostrado que podría funcionar durante un tiempo en algunas enfermedades. Donde más se ha estudiado su efecto es en la enfermedad del Parkinson, la depresión, la ansiedad y el dolor.

  • Los factores geográficos y culturales de la persona. Éstos condicionan las esperanzas, los miedos y, en definitiva, las expectativas.
  • Las propias características del placebo (como se toma, la forma, el color, etc.). Los estudios apuntan que el efecto placebo es más potente con las cápsulas que con los comprimidos y que con estos efectos es menor que con las inyecciones. Sorprendentemente, parece que el precio también influye y, por ejemplo, el alivio del dolor o la mejora de los síntomas del Parkinson es superior en los pacientes que han pagado más por el tratamiento.



IInteresante la aportación de Irving Kirsch y su equipo de
 investigación.

El efecto placebo es esa parte de respuesta que se produce al suministrar un fármaco (o frente a cualquier otro tipo de intervención médica) que se debe no a su composición química, sino a sus características psicológicas. 


El hallazgo más sorprendente en la literatura sobre el placebo es su descubrimiento acerca de que los placebos pueden ser eficaces incluso cuando se le señala al paciente que se le está dando un placebo, siempre y cuando la explicación que se le dé acerca de que se le está suministrando un placebo se haga en un entorno terapéutico cálido

En 1998, junto con Guy Sapirstein informaron, por primera vez, de que la mayor parte de los resultados de los antidepresivos se explica por el efecto placebo; la reacción fue de incredulidad y sus resultados fueron ignorados. 

cada vez más personas se están tomando estos hallazgos en serio y están empezando a tener un impacto en la práctica clínica, por lo menos en Reino Unido. Por supuesto, los psiquiatras se resisten a estos resultados; su medio de vida y su quehacer profesional están ligados a la prescripción de medicamentos psicotrópicos, especialmente antidepresivos.



las personas con depresión mejoran por igual tanto tomando Estimulantes Selectivos de la Recaptación de la Serotonina –ESRS- (fármacos que disminuyen la serotonina en el cerebro) como tomando Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina –ISRS- (fármacos que se supone aumentan el nivel de serotonina).






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                                                           La Tierra protesta por nuestro maltrato.

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