Un libro de Françoise Hardy
ISBN: 978-84-945977-4-9
400 páginas, encuadernación cartoné, 145 x 220 mm
Editorial: Expediciones PolaresPrólogo: Diego A. Manrique
Traducción: Felipe Cabrerizo
23.50 EUR
Desde los glamourosos años de la década prodigiosa en los que se relacionó con la crème de la crème del star system del momento, por supuesto todos sus paisanos –desde la parejita Johnny Hallyday y Sylvie Vartan hasta su amigo Serge Gainsbourg, pasando por Claude François, Eddy Mitchell, Sheila, Richard Anthony, Antoine, Michel Polnareff, etc.– sobre los que habla sin tapujos, en positivo o negativo según corresponda, pero también los grandes estrellones internacionales como Beatles, Stones, Bob Dylan y todo aquel que se acercó a ella con buenas o malas intenciones… ve a saber.
Hardy habla de ellos de manera del todo desmitificadora, explicando las diferentes circunstancias que vivió junto a unos y otros, y desvelando en algunas ocasiones anécdotas absolutamente impagables. De las décadas siguientes destacan episodios junto a cantantes como Mireille, France Gall, Julien Clerc, Véronique Sanson y a productores y arreglistas como Gabriel Yared, Michel Bernholc, Alain Lubrano, Fabrice Nataff o, sobretodo, Michel Berger, y experiencies musicales sorprendentes con ella y gentes como Iggy Pop, Damon Albarn o Benjamin Biolay como protagonistas.
También desfilan por el relato personajes de otros ambientes que ella frecuentó como la moda –Courrèges, Saint Laurent, Paco Rabanne– de los que fue en algunos casos top-model preferida y hasta musa.
El arte, con varios episodios junto a Salvador Dalí, que la convidó más de una vez a su casa de Cadaqués.
Y también del cine que, sin lugar a dudas, fue todas sus experiencias profesionales la menos satisfactoria, con apenas media docena de películas, pues según confiesa acabó hasta el gorro de la tontería de algunos de los directores con los que tuvo que trabajar –recuerda con especial desagrado a John Franquenheimer del filme “Gran Prix”– y de compañeros de reparto que a partes iguales le aportaron cosas buenas y otras no tan buenas.
Viaje apasionante, de lectura obligada, por la vida de aquella cantante pop, bellísima en sus momentos de máximo esplendor juvenil y que ha logrado envejecer con una dignidad apabullante, habiendo enamorado bucólicamente a varias generaciones –un servidor incluido–, sería el retrato sin concesiones y con la máxima sinceridad de una estrella anti-estrella, contradictoria y llena de complejos e inseguridades
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